Un granito de sal
Apenas amanece aunque hace días que ha salido el sol, caricias sueñan con paredes sucias mientras tu olor bordea la sordidez de este mundo, que te pertenece y no ha sabido encontrarte, con miedo a reconocerte y saberte indiferente. En tan fácil descubrirse solo y evadir juicios que desvanecen los recuerdos, que te antojas tan cercana y tan parte de este juego donde no existen distancias insalvables, donde no hace falta coincidir para mirarse un instante. Como solo ocurre a quien no arriesga, comencé a destiempo visitando tu imagen y he olvidado como entonar un ”ya ves, te vi y quiero seguirte viendo”, excusándome por contemplarte con miedo a no borrarte jamás si decides no quedarte a charlar. Faltando a la verdad, no es tu cuerpo lo que busco, ni esos ojos avellana que no miran buscando, sino huyendo; es mas simple y temerario, busco un día acercarme, y al tocarte encontrar la palabra que concilie mi tormenta y tu sol, a veces nos cuesta irnos entendiendo, pero confió que el viento te haga mirar hacia mi.
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