Verda o humeda...
Nada es tan mortal como una sonrisa, sobre todo si el clima propicia el juego y exacerba el deseo, si él no esperaba que llegara y ella va tropezando con reservas entre la realidad. Bordeando este primer encuentro, él busca señales que le permitan avanzar, ignorando el mundo que los separa, sin ver que ya es presa de unos labios rosas y la proximidad.
Así transcurren tópicos irrelevantes para el universo pero tan primordiales para acercarlos, mientras él, esquivando torpemente la distancia, corrobora que ella no es quimera en su mente y que su mirada refleja cada palabra en un destello que sigue a su voz.
Él intenta esconder la humedad entre los dedos y quisiera que cada sortilegio del pasado le hubiera dotado de encanto para sortear lo inédito, pero a veces todo garantiza nada y se maldice, improvisándose mientras ella no nota que su aroma lo perturba y lo anima a caminar hacia donde no imaginaba llegar.
Quizá coincidan por un instante sus manos frías, por lo que él lo evita mientras ella da señales, repitiéndose: “es una desconocida, una sonrisa es una sonrisa y no una realidad”, “no hay porque alarmarse, solo es un encuentro de reconocimiento, un entredicho de la duda y el azar”, por si fuera cierto que ella no promete mañanas y su pasado no ha sabido escapar.
Pero.. ¿que pasaría si ella reconociera que hay riesgos que se deben tomar? Y él se preguntase ¿Por qué no? ¿Qué podría pasar?. Nada le dio una pista de futuros, pero ha despertado a medianoche recordando su olor y comenzando a recapitular, atreviéndose a describir cada lunar en ella y su pelo mojado oliendo a martes de humedad.
Así transcurren tópicos irrelevantes para el universo pero tan primordiales para acercarlos, mientras él, esquivando torpemente la distancia, corrobora que ella no es quimera en su mente y que su mirada refleja cada palabra en un destello que sigue a su voz.
Él intenta esconder la humedad entre los dedos y quisiera que cada sortilegio del pasado le hubiera dotado de encanto para sortear lo inédito, pero a veces todo garantiza nada y se maldice, improvisándose mientras ella no nota que su aroma lo perturba y lo anima a caminar hacia donde no imaginaba llegar.
Quizá coincidan por un instante sus manos frías, por lo que él lo evita mientras ella da señales, repitiéndose: “es una desconocida, una sonrisa es una sonrisa y no una realidad”, “no hay porque alarmarse, solo es un encuentro de reconocimiento, un entredicho de la duda y el azar”, por si fuera cierto que ella no promete mañanas y su pasado no ha sabido escapar.
Pero.. ¿que pasaría si ella reconociera que hay riesgos que se deben tomar? Y él se preguntase ¿Por qué no? ¿Qué podría pasar?. Nada le dio una pista de futuros, pero ha despertado a medianoche recordando su olor y comenzando a recapitular, atreviéndose a describir cada lunar en ella y su pelo mojado oliendo a martes de humedad.
1 Comments:
Un mundo, una sonrisa, nada tan grave como un colapso al palpitar.
5:38 p.m.
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