Un granito de sal

Apenas amanece aunque hace días que ha salido el sol, caricias sueñan con paredes sucias mientras tu olor bordea la sordidez de este mundo, que te pertenece y no ha sabido encontrarte, con miedo a reconocerte y saberte indiferente. En tan fácil descubrirse solo y evadir juicios que desvanecen los recuerdos, que te antojas tan cercana y tan parte de este juego donde no existen distancias insalvables, donde no hace falta coincidir para mirarse un instante. Como solo ocurre a quien no arriesga, comencé a destiempo visitando tu imagen y he olvidado como entonar un ”ya ves, te vi y quiero seguirte viendo”, excusándome por contemplarte con miedo a no borrarte jamás si decides no quedarte a charlar. Faltando a la verdad, no es tu cuerpo lo que busco, ni esos ojos avellana que no miran buscando, sino huyendo; es mas simple y temerario, busco un día acercarme, y al tocarte encontrar la palabra que concilie mi tormenta y tu sol, a veces nos cuesta irnos entendiendo, pero confió que el viento te haga mirar hacia mi.

Claro el cielo

Tengo que admitir que tocamos sitios distintos mientras nos miramos, aunque a siniestra cargue tu insignia sin amarres, sé que el intento me llevara a esperarte, a buscarte entre mis imaginarios y tormentas de fulgor. Y no espero retenerte un instante entre la lluvia y tu escaparate, para creer que nada es más importante que tu desinterés por los colores del atardecer. Todavía quedan cosas por contarte, pero cada que lo intento las palabras se tornan frías y sin sentido antes de salir. Al final quizá me acerque a tu cuerpo y ya no estés allí y me aleje a pie juntillas para no molestar...

...no lo tomes a mal, a este sitio no pretendía llegar.

Verda o humeda...

Nada es tan mortal como una sonrisa, sobre todo si el clima propicia el juego y exacerba el deseo, si él no esperaba que llegara y ella va tropezando con reservas entre la realidad. Bordeando este primer encuentro, él busca señales que le permitan avanzar, ignorando el mundo que los separa, sin ver que ya es presa de unos labios rosas y la proximidad.

Así transcurren tópicos irrelevantes para el universo pero tan primordiales para acercarlos, mientras él, esquivando torpemente la distancia, corrobora que ella no es quimera en su mente y que su mirada refleja cada palabra en un destello que sigue a su voz.

Él intenta esconder la humedad entre los dedos y quisiera que cada sortilegio del pasado le hubiera dotado de encanto para sortear lo inédito, pero a veces todo garantiza nada y se maldice, improvisándose mientras ella no nota que su aroma lo perturba y lo anima a caminar hacia donde no imaginaba llegar.

Quizá coincidan por un instante sus manos frías, por lo que él lo evita mientras ella da señales, repitiéndose: “es una desconocida, una sonrisa es una sonrisa y no una realidad”, “no hay porque alarmarse, solo es un encuentro de reconocimiento, un entredicho de la duda y el azar”, por si fuera cierto que ella no promete mañanas y su pasado no ha sabido escapar.

Pero.. ¿que pasaría si ella reconociera que hay riesgos que se deben tomar? Y él se preguntase ¿Por qué no? ¿Qué podría pasar?. Nada le dio una pista de futuros, pero ha despertado a medianoche recordando su olor y comenzando a recapitular, atreviéndose a describir cada lunar en ella y su pelo mojado oliendo a martes de humedad.

Por si pudiera olvidar

I Por si supieras escuchar
Aborrezco la humedad que asciende por tus sentidos desvaneciendo el encanto en realidad y lo inevitable de un par de desconocidos pretendiendo sonreír, todavía no descubro el sonido que reconcilie nuestras distancias mientras mis manías te describen inenarrable, sin augurar palabras que te puedan construir. El saber que existes y que existo, próximos al inédito primer tropiezo, hacen indescriptible la espera del mas dulce tacto, de la sutil belleza por si quisieras escuchar.

II Por si quisiera escapar
Si escogiera que olvidar... conservaría los detalles que mantienen el abismo entre los dos, para justificar tu carencia de tacto y mi manía de alimentar temores hasta volverlos realidad. Para eclipses, he tenido suficiente con los tuyos, perdiéndote entre sombras para no pertenecerte mas, con tan pocas ganas de ser quien eres, sonriendo para no llorar.

Cuando todos se han ido y solo quedamos los dos, quisiera no haberte encontrado y haberle dado vida a esta fatalidad, mientras miras al televisor buscándote entre desconocidos, dividiendo la gravedad del asunto entre canales de probabilidad, como cada noche, buscando un destello en una frase que no llegara.

Si alguna mañana descubro en el espejo los pedazos que me has robado, será momento de recordarte que el mas dulce tacto es sutil belleza si sabes callar. Si pudiera olvidar, conservaría los detalles que nos mantienen donde estamos, solos hace tiempo atrás.

III Anagrama de quien no espera
Cada quien huye hacia donde puede, con tan pocas ganas de ser quien eres, sonriendo para no llorar. Quizá no notes que tu olor me delata al caminar, que espera perderse en quien pueda para no pertenecerte mas. Ya ni me preocupa la sensación que dejas al roce, buscando fundirse y creer que puede haber algo mas. Alegando sentido común, fantaseo asesinar al perro que esperas te regale alguna vez, no soportare el día a día, viendo a otro pobre animal que se consume buscándose en tu mirar.