De menos entrañas
Evito tocarte si puedo y me lo permite el tiempo, como para olvidar que no estoy solo y tu contribuyes a ello; aunque no lo haya pedido, te quedas y sonríes a mi humedad. Quizá ni tu lo sabes o ya olvidaste que haces aquí, cubriendo lo que se me rompe frente al espejo, sirviendo a la nada, sin estorbar al recuerdo de quien dices fui o todavía no puedo ser, quizá nunca lo hayas dicho o no he querido escuchar. A veces creo que no existes, pero se que juegas a reinventarme cuando me descuido, cuando duele la sequía del alma y cada nueva cara perfora el vacío para crear uno mayor. He de admitir que te espero y no me agota el camino, piedras son piedras y lo que nos resta no es para menos, creo en lo que somos y en el odio a cada instante que sigue mojando el ayer, que no te aflija el futuro, nadie lo ha de alcanzar. Ya no hay luz y no parece amanecer, cada quien se enciende como puede y aun seguimos de pie.
Gracias por lo perdido y por mover las manos diferente