La loca y delgada línea
Esta mojado y toma tiempo creérselo, puede que nadie lo note, pero esta bien, no hay porque esperar, ni que esperar y no hay prisa por secarse, a menos claro y a menos que alguien se detuviera para percatarse, arrebatándole lo invulnerable que da el ser ignorado.
Seria una catástrofe perder aquel desamparo acreditado, flotando por el descuido de una mirada, que solo notó su presencia. No, por piedad que nadie ose traerlo a la vida en un pensamiento, que no muera la bella ignominia de su letargo, que es su más preciado logro y lo poco que le queda, después de la nada.
Es mentira que no se tiene nada que perder cuando se ha perdido todo, todavía queda el olvido, esa barrera que oculta y desvanece el mundo, antes que se entere que no te queda nada, que evita los juicios y el contacto, la pena y el desaire.
Mejor no, ni pensarlo, lo mejor será cerrar los ojos para que desaparezca la gente, con su amenazadora atención, con suerte nadie notara que esta mojado, hasta que todos lo estén, o todos se hayan ido.
Seria una catástrofe perder aquel desamparo acreditado, flotando por el descuido de una mirada, que solo notó su presencia. No, por piedad que nadie ose traerlo a la vida en un pensamiento, que no muera la bella ignominia de su letargo, que es su más preciado logro y lo poco que le queda, después de la nada.
Es mentira que no se tiene nada que perder cuando se ha perdido todo, todavía queda el olvido, esa barrera que oculta y desvanece el mundo, antes que se entere que no te queda nada, que evita los juicios y el contacto, la pena y el desaire.
Mejor no, ni pensarlo, lo mejor será cerrar los ojos para que desaparezca la gente, con su amenazadora atención, con suerte nadie notara que esta mojado, hasta que todos lo estén, o todos se hayan ido.
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